Las personas con discernimiento deben reflexionar sobre el proceso sistemático de limpieza y reciclaje que se observa desde lo más pequeño hasta lo más grande, a pesar de los continuos movimientos y circulaciones impactantes. Desde enormes estrellas hasta diminutas bacterias unicelulares, y desde buitres hasta glóbulos blancos, numerosos seres desempeñan roles de limpieza en el universo.
En la era actual, en el siglo XXI, la humanidad ha contaminado tierras, mares e incluso el espacio exterior, habiendo reciclado apenas el 9% de los plásticos producidos[1]. Se estima que para el año 2050, los residuos plásticos en vertederos superarán en 35,000 veces el peso del edificio de Empire State[2]. A pesar de nuestros conocimientos, habilidades y tecnología, la humanidad no ha logrado cumplir adecuadamente con las tareas de limpieza y reciclaje. La Tierra solía estar limpia y ordenada antes de la intervención humana actual.
La limpieza cósmica y la función de Júpiter
Este proceso de limpieza y purificación se manifiesta en todo el universo a medida que las estrellas atraviesan sus diversas etapas de vida que les ha sido designada. Los planetas barren los asteroides y los sitúan en órbitas específicas, mientras que la gravedad de los agujeros negros incluso evita que la luz escape. Investigaciones llevadas a cabo por 100 astrónomos durante siete años, publicadas en 2016, revelaron que las estrellas contribuyen a la limpieza del cosmos al recolectar polvo estelar[3]. Las estrellas funcionan como inmensas aspiradoras cósmicas que absorben partículas, manteniendo las galaxias más limpias.
Los científicos destacan que Júpiter, 1,321 veces más voluminoso y 318 veces más pesado que la Tierra, tiene la responsabilidad de servir como escudo protector contra los asteroides[4]. Si asteroides de hasta 10 metros de diámetro logran evadir la gravedad del planeta gigante, son disueltos por la atmósfera terrestre debido a la fricción. Según la NASA, no hay registros de personas fallecidas por impacto de asteroides, y se considera que la probabilidad de un gran impacto en la Tierra en los próximos siglos es extremadamente baja[5]. La existencia de condiciones propicias para la vida en la Tierra está estrechamente ligada al tamaño y la posición de Júpiter.
Autolimpieza de la atmósfera y y cielos lavados por la lluvia
La contaminación atmosférica es un claro ejemplo de cómo el ser humano gestiona de manera deficiente los recursos disponibles al intervenir en exceso en la naturaleza. Un estudio realizado en 2011 reveló que la atmósfera tiene una capacidad de autolimpieza mayor de lo que se creía[6]. Durante la reciente pandemia de COVID-19, las medidas de cuarentena contribuyeron a la disminución de la contaminación atmosférica. En Estados Unidos, los niveles de dióxido de nitrógeno descendieron un 30%, y en Roma un 49%, lo que permitió una mayor visibilidad de las estrellas[7].
Cuando el agua se evapora, deja sedimentos que se almacenan en nubes capaces de contener toneladas de agua. Posteriormente, este vapor se convierte nuevamente en agua y cae sobre la tierra en forma de precipitaciones, eliminando las partículas de polvo suspendidas en el aire. Este proceso de purificación natural es fundamental. Una vez que el aire se limpia, el agua se filtra a través de diversas capas de tierra, volviéndose más pura y finalmente se convierte en agua subterránea apta para el consumo humano sin riesgos.
El agua como disolvente universal
Lo que distingue al agua de otros líquidos, además de sus numerosas propiedades milagrosas, es su capacidad para disolver una gran variedad de sustancias. En términos científicos, el agua se conoce como el disolvente universal. Las moléculas de agua están compuestas por iones de hidrógeno con carga positiva (H+) y iones de hidróxido con carga negativa (OH-), lo que les confiere una estructura química polar. Esta polaridad permite que el agua se mezcle con diferentes moléculas. De este modo, sustancias químicas como minerales y nutrientes, al unirse a las moléculas de agua[8], son transportadas por ella, actuando así como un agente de limpieza y transporte. El agua asegura la disolución de las moléculas esenciales para nuestro cuerpo. Además, en coordinación perfecta con nuestros riñones, desempeña la función de transportar los desechos producidos por las actividades metabólicas hacia los órganos de excreción para ser eliminados del organismo.
Las bacterias: héroes del reciclaje
Los hongos que se alimentan de la radiación en la central nuclear de Chernóbil, los gusanos que recolectan metales pesados tóxicos y las bacterias que descomponen el petróleo derramado en el mar son ejemplos de los conserjes de la naturaleza. Entre ellos, las bacterias se destacan como los verdaderos héroes del reciclaje en nuestro planeta. En los ciclos del carbono, nitrógeno, azufre y fósforo, las bacterias se encargan de transformar estos elementos en formas fácilmente aprovechables por plantas y animales. Durante su labor de filtrado y refinado, descomponen organismos muertos, aportando nitrógeno al suelo en forma de amoníaco y a la atmósfera a través de la desnitrificación[9].
Las bacterias, que representan más de tres cuartas partes de las especies conocidas, han estado desempeñando este crucial papel de descomposición y reciclaje durante millones de años. “De no ser por esta labor atenta de limpieza, barrido y cuidado, cientos de miles de especies animales habrían muerto asfixiadas en la tierra en el plazo de un año”, señala Bediuzzaman Said Nursi[10]. Por ejemplo, la progenie de una sola mosca doméstica puede poner más de cinco billones de huevos en cinco meses. Esto significa que la descendencia de una mosca doméstica, que pesa aproximadamente el 1% de 1 gramo, puede producir un ejército de moscas domésticas de 80.000 toneladas[11]. Si no se eliminaran los cadáveres de estas moscas, la vida en la Tierra sería insostenible.
Los buitres como limpiadores
Los buitres son otro grupo de animales que desempeñan una función crucial en la limpieza del medio ambiente. Se estima que un solo buitre proporciona servicios de eliminación de residuos valorados en aproximadamente 11.600 dólares a lo largo de su vida. La disminución del número de buitres en Asia provocó un aumento de 5,5 millones en la población de perros salvajes, lo que a su vez disparó los casos de rabia y resultó en la muerte de unas 47.000 personas[12].
Fábricas de limpieza en nuestro cuerpo
El cuerpo humano también lleva a cabo un proceso continuo de limpieza, purificación y reparación. Cada respiración y cada latido del corazón forman parte de este proceso biológico y químico de limpieza. Los glóbulos blancos actúan como depredadores, persiguiendo bacterias y purificando la sangre[13]. Nuestras lágrimas contienen moléculas antimicrobianas capaces de eliminar varios organismos patógenos directamente[14]. Los macrófagos, que patrullan bajo nuestra piel, funcionan como camiones de basura que recogen células dañadas y bacterias[15].
Todos estos sistemas, y muchos otros similares en nuestro cuerpo, son sorprendentes manifestaciones de una sabiduría y conciencia infinitas. Liberar la mente de dudas o iluminar el corazón con la luz de la creencia son manifestaciones espirituales de este principio de limpieza en los seres humanos.
“El universo es una vasta fábrica en continuo funcionamiento y la tierra es una posada o casa de huéspedes que continuamente se llena y se vacía. Por norma general, tales fábricas, posadas y casas de huéspedes que funcionan continuamente se llenan de mucha suciedad, basura y desechos, y de materia en putrefacción que se acumula en ellos. Si no se mantiene una higiene cuidadosa y no son limpiados, resultará imposible permanecer allí, y los seres humanos se asfixiarán en ellos. Pero la factoría del universo y la casa de huéspedes de la tierra están tan limpias, impolutas y frescas que no hay en ellas nada inútil o innecesario, y ni siquiera encontramos suciedad ocasional; y si aparece alguna, es llevada rápidamente a una máquina que la procesa y elimina.”[16].
Referencias
- European Space Agency (ESA), 2017, «Dealing with space debris», youtu.be/eYVsVRgiS0w
- Laura Parker, «Here is how much plastic trash is littering the Earth», National Geographic, 2018, www.nationalgeographic.com/science/article/plastic-produced-recycling-waste-ocean-trash-debris-environment
- Sky News, «Stars Hoover Up Cosmic Dust To Clean Universe», 2016, news.sky.com/story/stars-hoover-up-cosmic-dust-to-clean-universe-10333797
- «NASA’s Mission Juno. Why study Jupiter?» www.missionjuno.swri.edu/origin?show=hs_origin_story_jupiters-influence
- «The Probability of Collisions with Earth», www2.jpl.nasa.gov/sl9/back2.html
- «Atmosphere’s self-cleaning capacity surprisingly stable.» ScienceDaily, National Oceanic and Atmospheric Administration, www.sciencedaily.com/releases/2011/01/110106145434.htm
- S. Borenstein, «As People Stay Home, Earth Turns Wilder and Cleaner», APNews, 2020. apnews.com/article/environment-ma-state-wire-united-states-il-state-wire-az-state-wire-726ff63bb43bdca65e41625b1e223040
- https://es.wikipedia.org/wiki/Agua
- «Bacterial World», Museum of Natural History, University of Oxford, 2018, www.oum.ox.ac.uk/bacterialworld/
- Bediuzzaman Said Nursi, The Risale-i Nur Collection, The Gleams (Reflections on Qur’anic Wisdom and Spirituality), traducido por Huseyin Akarsu, Tughra Books, New Jersey 2008.
- https://es.wikipedia.org/wiki/Musca_domestica
- J. Law, «Why We Need Birds (far more than they need us)», 2019, www.birdlife.org/news/2019/01/04/why-we-need-birds-far-more-than-they-need-us/
- David Rogers, «Neutrophil Chasing Staphylococcus Aureus», Vanderbilt University, www.youtube.com/watch?v=HToFRGVNap8&ab_channel=Cleu
- A. M. McDermott, «Antimicrobial Compounds in Tears. Experimental eye research,» 2013, 117, 53–61. doi.org/10.1016/j.exer.2013.07.014
- Kimberly Repp. «Ouch – Body Defense and Repair». ASU – Ask A Biologist. 21 February, 2015. https://askabiologist.asu.edu/explore/when-body-attacked
- Nursi, ibíd.
