sábado, abril 19, 2025
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El alcohol y los defectos de nacimiento: ¿Cuál es la responsabilidad del padre?

Recuerdo que mi padre una vez advirtió a un primo lejano que solía beber mucho. “Hijo”, le dijo mi padre, “pronto te casarás y tendrás hijos. Deberías dejar de beber”. Mi primo respondió: “Tío, no seré yo quien quede embarazado. Es dañino cuando la madre bebe. ¿Qué hay de malo si yo bebo?”. La preocupación de mi padre no era por un daño biológico, sino por advertirle a nuestro primo que debía dejar de beber para ser un modelo para sus hijos. Pero ahora sabemos que los hábitos de consumo de alcohol del padre tienen una gran influencia en el bebé durante el embarazo, quizás incluso más que los de la madre.

El ‘síndrome alcohólico fetal’ (SAF) es un trastorno que ocurre debido al consumo de alcohol durante el embarazo. Por ello, se advierte a las mujeres embarazadas que eviten el alcohol para proteger a sus bebés del SAF y otros trastornos similares. Sin embargo, según Michael Golding, profesor de fisiología en la Universidad de Texas A&M, los defectos de nacimiento no solo están influenciados por el consumo de alcohol de las madres, sino también por el de los padres. 

“Las investigaciones demuestran claramente”, escribe Golding, “que los espermatozoides contienen una gran cantidad de información epigenética –es decir, cambios heredables en la forma en que se expresan los genes que no resultan de alteraciones en la secuencia del ADN– que influye fuertemente en el desarrollo fetal y la salud del niño. Sin embargo, la mayoría de los médicos y profesionales de la salud no tienen en cuenta la influencia de la salud y el estilo de vida del padre en el desarrollo del niño”. Según Golding, “la mayor parte de la atención se centra en el consumo de alcohol de la madre durante el embarazo”, pero los estudios de su equipo demuestran que “el consumo de alcohol del hombre antes del embarazo es un factor plausible pero completamente ignorado”. 

Excluir a los hombres de la ecuación en relación con los defectos de nacimiento –simplemente porque el bebé se desarrolla en el útero de la madre y se alimenta a través del cordón umbilical– contrasta con el hecho de que los hombres beben más que las mujeres y tienen hasta cuatro veces más probabilidades de desarrollar trastornos relacionados con el alcohol. Según los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.), “los hombres tienen tasas más altas de hospitalizaciones relacionadas con el alcohol, y alrededor de dos tercios de las muertes por consumo excesivo de alcohol son entre hombres”, solo dos ejemplos de una larga lista de problemas que los colocan en mayor riesgo. 

“Uno de cada veinte niños en edad escolar en Estados Unidos puede presentar algún tipo de trastorno del espectro alcohólico fetal”, informa el Dr. Golding, y durante muchos años esto se consideró culpa de las madres. Incluso cuando las madres decían no haber consumido alcohol, la suposición general era que estaban mintiendo. Pero otro punto a considerar es que los niveles de consumo de alcohol reportados no se correlacionaban directamente con los defectos de nacimiento relacionados con el alcohol, ni todas las mujeres que bebían daban a luz a niños con estos síndromes. Esto aplica a todas las enfermedades; así como no todos los que fuman desarrollan cáncer de pulmón, y no todos los que contraen el coronavirus mueren por Covid-19, el daño causado por el alcohol resulta de una combinación de factores genéticos y ambientales. 

Según el Dr. Golding, la amplia gama y severidad de los síntomas apuntan a factores que no pueden explicarse únicamente por el consumo de alcohol de la madre. Por eso, él y su equipo desarrollaron un modelo con ratones para observar qué ocurre si la madre, el padre o ambos progenitores beben. Así, estudiaron a los ratones y registraron los resultados en casos en los que uno o ambos padres consumían alcohol. Se centraron en las caras de los ratones, ya que el síndrome alcohólico fetal está asociado con anomalías faciales y un crecimiento reducido de la cabeza y el cerebro. Utilizando software de reconocimiento facial, Golding y su equipo analizaron cómo la exposición al alcohol materna, paterna o de ambos progenitores afectaba a las crías. Los resultados mostraron que el consumo de alcohol paterno afectaba negativamente el cerebro, el cráneo y los rasgos faciales de las crías, como los ojos, la nariz y la boca. Las observaciones incluyeron microcefalia (subdesarrollo de la cabeza y el cerebro) y bajo peso al nacer. También se encontró que las anomalías craneofaciales (huesos del cráneo y la cara) y las deficiencias de crecimiento inducidas por el alcohol persistían en etapas posteriores de la vida. Además, se relacionaron cambios de comportamiento y un mayor riesgo de defectos cardíacos con el consumo de alcohol paterno. 

Según los CDC, no hay una cantidad beneficiosa de alcohol durante el embarazo o al intentar concebir, ya que no existe una “cantidad segura conocida” de su consumo. Aunque la cantidad y el momento del consumo de alcohol durante el embarazo explican parcialmente las diferencias en el desarrollo del síndrome alcohólico fetal, no justifican la variabilidad en los defectos y la amplia gama de síntomas observados en cada niño. Por lo tanto, es esencial investigar otros factores contribuyentes más allá del consumo de alcohol de la madre. El Dr. Golding sugiere examinar los hábitos de consumo de alcohol del padre, lo que podría proporcionar una pieza faltante en el rompecabezas. Un indicador es que la probabilidad de lograr un embarazo mediante fecundación in vitro (FIV) disminuye hasta en un 50% cuando el padre es bebedor. 

Cuando los primeros estudios sobre la exposición materna a toxinas durante el embarazo se publicaron en la década de 1950, muchos en la comunidad científica se mostraron escépticos. Del mismo modo, el Dr. Golding cree que algunos dudarán de los efectos del consumo de alcohol paterno en la salud del niño, y que nunca lo sabremos si los médicos no comienzan a preguntar a los padres si han estado bebiendo. 

Anteriormente, la culpa del desarrollo imperfecto de los niños inocentes recaía únicamente en la madre; ahora los padres entenderán que comparten la misma responsabilidad. ¿No deberían tanto las madres como los padres reconsiderar sus acciones, reconociendo que están jugando con el destino de sus hijos inocentes, a quienes han traído al mundo, y poniéndolos en peligro con sus propias manos?

Fuentes:

  • N. Thomas et al. “Paternal alcohol exposure and dental-facial anomalies in offspring”, The Journal of Clinical Investigation, 2023, 133 (19): e174216.
  • Golding, “Fathers’ Drinking May Affect Fertility and Fetal Brain Development”, The Conversation, 21 de noviembre de 2023.
  • https://www.cdc.gov/alcohol/fact-sheets/mens-health.htm
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