La depresión tiene un impacto profundo en la psique de una persona, ya que su mente se desliza lentamente por una pendiente resbaladiza hacia la irracionalidad. Esto puede llevar a la pérdida del sentido de la esperanza, el disfrute y el entusiasmo en la vida. Incluso las actividades que normalmente aportan alegría y vitalidad pueden parecer poco atractivas y sin sentido. Los seres queridos y miembros de la familia que normalmente brindan felicidad pueden ser vistos como una carga debido a la lente distorsionada a través de la cual se les ve. Como resultado, la vida tal como se conoce puede cambiar radicalmente.
Si una persona utiliza algunas de las siguientes frases, entonces posiblemente esté experimentando un estado de depresión: “No me levantaría de la cama si no fuera por mis gatos.” “Me acuesto, pero realmente no duermo.” “Lo que como no tiene sabor.” “Soy inútil. De todas formas, ¿qué puedo hacer?” “No me sirven mis hijos.” “No recuerdo el tiempo que llevo sin comunicarme con mi mujer.” “Nadie me llama, y de todos modos no quiero hablar con nadie.” “Hasta ahora no he podido ser una buena persona. Tampoco creo que sea útil en el futuro.” “Todo lo que me rodea parece ser sombrío y oscuro.” “Todo lo que me gustaba, lo que creía que me hacía feliz, ahora no tiene sentido.” “Parece que me han quitado mis sentimientos.” “Quiero moverme, pero siento que no tengo energía.” “Estoy distraído, es como un campo de batalla en mi cabeza.” “A veces me pregunto por qué vivo.”
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno psiquiátrico común que suele caracterizarse por una sensación de incapacidad que afecta no sólo al individuo sino a toda su familia e incluso tiene efectos en sus sociedades más amplias. A lo largo de la vida cotidiana, escuchamos a menudo la frase “estoy deprimido”. Sin embargo, la depresión no es una enfermedad de la que se pueda “entrar” y “salir” tan fácilmente; es un trastorno que debe ser diagnosticado por expertos. Es normal que suframos cambios de humor a lo largo de nuestros días, y estas diferentes experiencias de tristeza, pena o falta de ilusión no se califican necesariamente como depresión. Es importante que hagamos todo lo posible por entendernos a nosotros mismos y a nuestras emociones, específicamente lo que nos hace sentir mal y aprender de estos cambios de humor.
Hoy en día, existe la percepción de que la vida debe experimentarse siempre con alegría y que emociones como la tristeza y la pena son completamente inútiles y deben evitarse a toda costa. No obstante, las personas maduran cuando se enfrentan a las dificultades y pueden aprender a enfrentarse a sus problemas, en lugar de huir de ellos, mientras soportan las dificultades. De hecho, la mayoría de las veces, descubrimos aspectos y habilidades diferentes sobre nosotros mismos durante esos períodos.
¿Estoy deprimido?
Lo más importante es afirmar, en primer lugar, que cualquier persona que quiera saber si tiene o no depresión debe consultar a un médico para obtener un diagnóstico profesional. Para ser diagnosticado de depresión, el estado de ánimo depresivo y la incapacidad de disfrutar de la vida deben estar presentes durante más de 15 días. Además, deben coexistir al menos cuatro de los siguientes síntomas:
. sentimiento de inutilidad y culpabilidad
. falta de energía, cansancio
. alteración del sueño (disminución o aumento)
. alteración del apetito (disminución o aumento)
. trastorno de la concentración
. pérdida de interés
. pensamientos recurrentes de muerte
Al igual que la depresión empeora el curso de las enfermedades crónicas, éstas también dificultan el tratamiento de la depresión. Hay que investigar si una enfermedad orgánica acompaña a los síntomas en la fase de diagnóstico. Para ello, se deben realizar pruebas de la función tiroidea y comprobar los niveles de anemia, vitamina B12 y D. Cualquier enfermedad o problema relacionado con el organismo debe ser tratado simultáneamente.
Causas de la depresión
La ciencia moderna aún no ha podido explicar completamente el mecanismo por el que se produce la depresión. La opinión general es que está relacionada con las moléculas que intervienen en la comunicación entre las células del cerebro. Biológicamente, las diferencias en los niveles de moléculas como la serotonina y la noradrenalina cambian nuestras percepciones. Además, el hallazgo de que la depresión en los familiares de primer grado triplica el riesgo de enfermedad sugiere que la depresión puede tener una base genética. La incapacidad de pensar adecuadamente y la exposición a un estrés intenso también pueden conducir a la depresión.
Grupos de riesgo
Los factores que facilitan el desarrollo de la depresión varían. Se ha comprobado que el número de mujeres que la padecen es el doble que el de los hombres. Entre los grupos de riesgo se encuentran el estar en el grupo de edad media; no estar casado (las tasas de depresión son más altas entre las viudas, los divorciados y los solteros); tener bajos ingresos; la adicción al alcohol o a sustancias; y las enfermedades crónicas.
Tratamiento
Las opciones de tratamiento actuales para la depresión son la medicación y la psicoterapia. Para una recuperación eficaz, ambos enfoques deben utilizarse conjuntamente. La depresión es una enfermedad y en su tratamiento hay que utilizar medicación; por lo tanto, el diagnóstico inicial de depresión significa que ya se ha tomado la decisión de empezar a tomar medicación. Deben realizarse pruebas de la función hepática y renal antes de que el paciente comience a utilizar la medicación.
Hay que advertir a los pacientes de que el tratamiento farmacológico llevará mucho tiempo y pueden pasar hasta seis semanas antes de que se note el efecto real. Este tiempo es necesario para la adaptación de las células cerebrales. Cuando el fármaco empieza a producir un beneficio visible, la persona puede optar por dejar de tomarlo pensando que ha salido de la depresión y que el fármaco ya no es necesario. La interrupción del tratamiento farmacológico conduce a la continuación de la enfermedad y, por tanto, provoca una mayor desesperación.
Dado que la depresión no se inicia en pocos días, el tratamiento tampoco debe realizarse en poco tiempo. La depresión se configura en relación con las percepciones, interpretaciones y relaciones del entorno de la persona, y su tratamiento es un proceso integral. Dado que la decisión de iniciar el tratamiento la toman conjuntamente el médico y el paciente, la decisión de suspender el fármaco también debe tomarse conjuntamente. La psicoterapia es una etapa importante que contribuye al proceso de curación. Además de esta terapia, se enseña al paciente los métodos para afrontar la enfermedad y evitar su reaparición.
Es necesario pensar en el estrés como un microbio que entra en nuestro cuerpo. Aunque intentemos no enfermar, nuestro sistema inmunitario y nuestro cuerpo se renuevan y se hacen más resistentes a las diferentes enfermedades estacionales dos o tres veces al año. No decimos que no debamos enfermar, ya que consideramos normales las enfermedades como el dolor de garganta, la infección de oído y la gripe. Sin embargo, por lo general, no queremos exponernos al estrés y no toleramos los cambios que éste provoca en nuestro cuerpo y los efectos que tendrá en nuestra perspectiva de la vida.
Cosas a tener en cuenta
. La depresión debe ser diagnosticada por un médico.
. Debe estar preparado para un largo proceso de tratamiento.
. Las decisiones vitales serias deben posponerse hasta después de terminar el tratamiento (como por ejemplo, divorcio, cambio de trabajo, mudanza).
. Debe evitarse comparar su calidad de vida con la de los demás.
. Es necesario hacer ejercicio físico, como caminar, mantener una dieta equilibrada, prestar atención a mantener un sueño adecuado y de calidad, y adoptar un estilo de vida regulado.
. Escuchar música relajante y leer libros 15-20 minutos antes de acostarse puede ser útil.
. Al acostarse, deben repetirse afirmaciones de determinación, como “mañana daré este pequeño paso”. Este tipo de condicionamiento puede ayudar a fortalecer nuestra fuerza de voluntad y ganar la guerra contra la depresión.
No hay que temer a la depresión. Cada pequeño paso que se dé en el proceso de tratamiento será positivo y crecerá gradualmente. No precipitarse en el tratamiento es muy importante, ya que el proceso es más un maratón que un esprint.
Como con cualquier enfermedad, es importante seguir el consejo de un especialista. Estos médicos darán a sus pacientes consejos legítimos que ayudarán a alejar al paciente de la exageración y la subestimación y a acercarse más al equilibrio, el aprecio y la gratitud. Evaluar un problema como un medio de prueba de Dios y saber que el mundo no es un lugar de gustos y remuneraciones, cambiará nuestra visión hacia la vida. Esta perspectiva también marcará la diferencia en nuestras reacciones hacia todos nuestros problemas.
La espiritualidad tiene el potencial de ayudar a las personas en su lucha contra la depresión y el enfrentamiento con la vida puede suponer una gran presión psicológica para una persona. Los seres humanos son capaces de “leer” y comprender, hasta cierto punto, nuestro universo cambiante y los acontecimientos que surgen. Contemplar y esforzarse por comprender las reglas globales que existen en el universo puede permitirnos desarrollar una apreciación de la existencia a través de una lente creyente. Esta apreciación puede llevarnos a un mayor sentido de armonía y propósito en la vida, y el simple hecho de tener una base sólida con la que nos sentimos cómodos puede aportar una gran tranquilidad a las personas cuyas mentes están más preocupadas por las cuestiones relativas a la vida, la creación y el universo. En cambio, podemos sentirnos perdidos, sin propósito, desmotivados y más preocupados por asuntos mundanos triviales sin este conocimiento.