La tarde, el mejor momento del día para ejercitarse
Sabag et al. “Timing of moderate to vigorous physical activity, mortality, cardiovascular disease, and microvascular disease in adults with obesity.” Diabetes Care, abril de 2024.
Un nuevo estudio sugiere que realizar ejercicio en horas de la tarde podría ofrecer beneficios adicionales para la salud, especialmente en personas con obesidad. Investigadores analizaron datos de 30.000 adultos mayores de 40 años sin antecedentes de enfermedades cardiovasculares. Utilizando dispositivos de seguimiento de actividad, categorizaron a los participantes según el horario en el que realizaban actividad física aeróbica de moderada a intensa: en la mañana, en la tarde o en la noche (después de las 18:00 horas). Tras un seguimiento de casi ocho años, los resultados indicaron que quienes se ejercitaban por la tarde-noche tenían un menor riesgo de mortalidad y de desarrollar enfermedades cardiovasculares en comparación con quienes no realizaban ejercicio o lo hacían en otros momentos del día. Este patrón se mantuvo incluso después de ajustar por factores como la edad o el historial de tabaquismo. Aunque practicar ejercicio en la mañana o en la tarde mostró ser beneficioso en comparación con la inactividad, los mayores efectos positivos se observaron en quienes se ejercitaban después de las 18:00 horas. Además, estos resultados fueron consistentes en personas con diabetes tipo 2, lo que amplía las implicaciones del estudio en el tratamiento de la obesidad y sus afecciones asociadas. Si bien estos hallazgos refuerzan la importancia del ejercicio regular sin importar la hora del día, ofrecen información útil para quienes desean optimizar su rutina, en especial aquellos con obesidad o diabetes. Sin embargo, se requieren más estudios para confirmar estos resultados y comprender los mecanismos detrás de esta relación. En definitiva, conocer la influencia del horario del ejercicio podría contribuir al desarrollo de estrategias personalizadas para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2 en el futuro.
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¿Un Ártico sin hielo en el horizonte?
Jahn et al. The Arctic could become “ice-free” within a decade. Nature Reviews Earth & Environment, abril de 2024.
Una reciente investigación sugiere que el Ártico podría registrar días de verano con una reducción extrema de su hielo marino mucho antes de lo previsto. Según el estudio, el primer día sin hielo en la región podría llegar más de una década antes de lo estimado en proyecciones anteriores, sin importar el nivel futuro de emisiones de gases de efecto invernadero. Para mediados de este siglo, es probable que el Ártico experimente un mes completo sin hielo flotante en septiembre, el período con menor cobertura de hielo marino. Hacia finales de siglo, esta condición podría prolongarse por varios meses al año, especialmente en escenarios de altas emisiones. El término “sin hielo” no implica una desaparición total del hielo marino, sino que se refiere a una situación en la que su extensión cae por debajo del millón de kilómetros cuadrados, es decir, menos del 20 % de la cobertura mínima estacional registrada en la década de 1980. En la actualidad, el Océano Ártico conserva alrededor de 3,3 millones de kilómetros cuadrados de hielo en su punto más bajo anual, que ocurre en septiembre. El equipo de investigación analizó las proyecciones existentes y modeló los cambios esperados en el hielo marino del Ártico. Sus resultados indican que el primer día sin hielo en la región podría ocurrir entre las décadas de 2020 y 2030, sin importar el nivel de emisiones. La causa principal de este fenómeno es el calentamiento global impulsado por los gases de efecto invernadero, lo que acelera el derretimiento del hielo marino. Esta transformación tiene consecuencias graves para la fauna ártica, incluyendo focas y osos polares, que dependen del hielo para su supervivencia. Además, la reducción del hielo marino podría alterar los ecosistemas locales al facilitar la llegada de especies no autóctonas. Por otro lado, la pérdida de hielo representa una amenaza para las comunidades costeras de la región, ya que la retirada de la capa helada expone el litoral a un aumento de la erosión y a la acción de olas más grandes y destructivas. Aunque la desaparición estacional del hielo marino en el Ártico parece inevitable, el nivel de emisiones futuras será determinante en la frecuencia y duración de estos episodios. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es clave para minimizar la duración de los períodos sin hielo y proteger este frágil ecosistema.