martes, diciembre 3, 2024
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EL DESEQUILIBRIO EN EL MOVIMIENTO INTESTINAL

La diarrea y el estreñimiento

Mantener un estilo de vida equilibrado es esencial para una vida biológica, mental y espiritual saludable. Se debe buscar el equilibrio en todos los aspectos de la vida, incluyendo la alimentación, la comunicación, el trabajo, el sueño, la disciplina e incluso en asuntos de amor. Trabajar de manera excesiva sin descanso puede provocar un agotamiento mental y debilitar los lazos familiares. Dormir en exceso, a menos que sea debido a un problema de salud, puede resultar en una rutina diaria improductiva y una sensación de letargo. Hablar en exceso puede llevar a pronunciar palabras que pueden herir a los demás. Como se menciona en una tradición profética: “Es suficiente pecado para un hombre el contar todo lo que escucha”.

Por otro lado, no hablar en absoluto, es decir, reprimir las preocupaciones y pensamientos internos, puede causar otros problemas psicológicos. O privarse de alimentos para perder peso puede provocar trastornos de salud como la anorexia nerviosa. En resumen, una vida experimentada en los extremos ya sea en la dieta o en las relaciones sociales, tiende a ser muy difícil. En este artículo, nos enfocaremos específicamente en dos problemas de digestión, uno de los cuales está vinculado al consumo desequilibrado de alimentos.

La motilidad gastrointestinal se refiere al movimiento de los alimentos desde la boca a través de la garganta, el esófago, el estómago, los intestinos delgado y grueso, y finalmente fuera del cuerpo. Este sistema es responsable de la digestión de los alimentos, y su funcionamiento comienza en el momento en que se observa la comida.

La digestión es un proceso complejo, y cuando los nervios o músculos en cualquier parte del sistema digestivo no funcionan con su fuerza y coordinación normales, las personas pueden experimentar síntomas relacionados con problemas de motilidad.

La diarrea

La diarrea es un problema común caracterizado por la expulsión de heces sueltas y acuosas tres o más veces al día. Cada año, se estima que ocurren alrededor de 2 mil millones de casos a nivel mundial, y aproximadamente 1.9 millones de niños menores de cinco años mueren a causa de la diarrea anualmente, principalmente en países en desarrollo. Esto la convierte en la segunda causa principal de muerte en este grupo de edad, después de las enfermedades cardiovasculares.

Las personas con diarrea también pueden experimentar uno o más de los siguientes síntomas, como la necesidad urgente de usar el baño, cólicos, pérdida del control de los movimientos intestinales, náuseas y dolor abdominal. Aquellas personas con diarrea causada por algunas infecciones también pueden tener síntomas como heces con sangre, fiebre y escalofríos, mareos y vómitos.

La causa de la diarrea generalmente no se identifica con precisión, siendo los virus los responsables más comunes. Otras posibles causas incluyen infecciones bacterianas, infecciones por otros organismos y toxinas preformadas, consumo de alimentos que irritan el sistema digestivo, alergias, intolerancias (como la enfermedad celíaca o la intolerancia a la lactosa), medicamentos, radioterapia y mala absorción de alimentos.

Los antibióticos pueden alterar el equilibrio de las bacterias intestinales, lo que puede provocar la inflamación del revestimiento del colon. Esta condición, conocida como diarrea asociada a antibióticos, puede comenzar en cualquier momento durante el uso de antibióticos o poco después.

La diarrea puede causar deshidratación y malabsorción, lo cual puede ser mortal si no se trata. La deshidratación es especialmente peligrosa en niños, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos debilitados.

Si bien muchos casos de diarrea son relativamente breves y leves, algunos pueden llevar a complicaciones graves. La deshidratación, el desequilibrio de electrolitos y la insuficiencia renal son complicaciones potenciales, enfatizando la necesidad de reemplazar los líquidos perdidos. La prevención adecuada implica prácticas de buena higiene, vacunación (como la vacuna contra el rotavirus para niños), almacenamiento adecuado de alimentos y precaución durante los viajes.

Para los casos de diarrea aguda, a menudo se pueden realizar cuidados personales sin necesidad de medicamentos. El manejo de la diarrea incluye mantenerse hidratado con agua y líquidos equilibrados en electrolitos, ajustar la dieta (optando por alimentos como papas, arroz, fideos, plátanos, compota de manzana, pan blanco, etc.) y reducir la ingesta de cafeína.

El estreñimiento

La constipación se produce cuando una persona experimenta evacuaciones intestinales incómodas o infrecuentes. La constipación ocurre porque el colon absorbe demasiada agua de los desechos (heces), lo que seca las heces, las endurece y dificulta su expulsión del cuerpo. Aproximadamente 4 millones de personas en los Estados Unidos padecen de constipación frecuente, lo que la convierte en la queja gastrointestinal más común y genera 2.5 millones de visitas al médico anualmente en los EE. UU.

Los síntomas comunes de la constipación incluyen tener menos de tres evacuaciones intestinales por semana, heces secas, duras y/o grumosas, dificultad o dolor al defecar, dolor abdominal o cólicos, sensación de hinchazón y náuseas, y la sensación de no haber evacuado completamente después de una deposición.

Varios factores contribuyen a la constipación, como elecciones de estilo de vida, medicamentos, condiciones médicas y embarazo. Estos factores van desde hábitos alimentarios (ingesta baja de fibra, consumo insuficiente de agua), falta de ejercicio, estrés y ignorar el impulso de defecar, hasta medicamentos (analgésicos fuertes, ciertos antidepresivos, antiácidos, etc.) y diversas condiciones de salud (glándula tiroides poco activa, diabetes, síndrome de intestino irritable, obstrucción intestinal), entre otros. Otras causas involucran el abuso de laxantes y cambios en hábitos o estilo de vida, como viajes, embarazo y vejez.

El tratamiento para la constipación a menudo implica ajustes dietéticos y de estilo de vida para aliviar los síntomas y prevenir la afección. Esto puede incluir la incorporación de alimentos ricos en fibra, como frijoles, cereales integrales, cereales de salvado, frutas frescas y verduras en la dieta, mientras se limitan los alimentos bajos en fibra como helado, queso, carne y alimentos procesados. Se recomienda beber agua adicional, especialmente líquidos tibios por la mañana, comer ciruelas pasas y cereales de salvado, realizar ejercicio regularmente y responder rápidamente al impulso de defecar.

Si bien la constipación suele ser incómoda y generalmente no pone en peligro la vida, puede volverse problemática si persiste durante más de dos semanas o presenta síntomas preocupantes como sangre en las heces, pérdida de peso no intencional, dolor intenso durante las evacuaciones intestinales o cambios significativos en el tamaño, forma y consistencia de las heces. La constipación prolongada puede llevar a complicaciones como sangrado rectal, fisuras anales, hemorroides sintomáticas y impactación fecal, lo que podría causar una obstrucción mecánica.

El delicado equilibrio del sistema digestivo humano es crucial. Cuando el proceso digestivo es excesivamente rápido, dando lugar a la diarrea, perdemos nutrientes esenciales y electrolitos, afectando negativamente el metabolismo. Por el contrario, una velocidad digestiva inadecuada que conduce a la constipación puede causar malestar abdominal intenso y distensión, permitiendo que sustancias nocivas se acumulen en el cuerpo.

Referencias

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