La diversidad de comunidades religiosas y culturales en América Latina ha sido una característica desde sus inicios a principios del siglo XIX. Con una significativa población autóctona de origen indígena, la región ha mantenido una amplia gama de cosmovisiones y tradiciones religiosas. Sin embargo, simultáneamente, ha habido un proceso de asimilación cultural, en el que las tradiciones religiosas autóctonas han sido absorbidas o integradas, en mayor o menor medida, por la tradición religiosa dominante que surgió de la colonización europea: el cristianismo.
Es importante distinguir entre diversidad y pluralismo religiosos, que no son términos intercambiables. La diversidad se refiere a la existencia efectiva de una variedad de cultos y expresiones religiosas, mientras que el pluralismo implica “la valoración efectiva” de esa diversidad. Así, aunque América Latina es un continente caracterizado por una rica variedad de religiones y espiritualidades, su camino hacia el pluralismo ha enfrentado desafíos, ya que no todas las religiones son igualmente valoradas.
En este contexto diverso, el diálogo interreligioso es un proceso relativamente nuevo en la región, aún en desarrollo, especialmente cuando involucra comunidades no mayoritarias, como la comunidad islámica. En particular, el movimiento Hizmet ha desempeñado un papel destacado en la promoción del diálogo interreligioso desde sus comienzos.
Desde la década de 1990, familias de origen turco han migrado a varios países latinoamericanos, estableciéndose e integrándose en sus nuevas comunidades. A menudo, han fundado instituciones dedicadas al intercambio cultural y lingüístico, fomentando una mayor comprensión y colaboración entre distintas culturas y religiones en la región.
Hizmet: el diálogo como principio
El compromiso del movimiento Hizmet con el diálogo interreligioso está inspirado en su maestro espiritual, Fetullah Gülen, un intelectual musulmán de origen turco. Gülen promueve en sus enseñanzas la importancia del diálogo y la reflexión individual como motores para el cambio en las sociedades. Su pensamiento se basa en una ética islámica centrada en las premisas del sabio musulmán Bediuzzaman Said Nursi[1], también de origen turco.
El movimiento Hizmet es una organización global que busca instar a los jóvenes a armonizar la búsqueda del conocimiento intelectual con la sabiduría espiritual islámica y a practicar un activismo humanitario en favor del diálogo entre religiones. Dado que estos principios son aplicables a todas las sociedades y abogan por construir una nueva ciudadanía global, el movimiento se extendió rápidamente fuera de Turquía, donde se originó.
En este contexto, al salir de las fronteras turcas, el movimiento llegó a Latinoamérica. Uno de los primeros países en los que comenzó a trabajar fue Argentina. En 2001, se fundó en Buenos Aires, la capital, un centro dedicado a promover la cultura turca y un islam abierto al diálogo, principalmente con tradiciones como el catolicismo y el judaísmo. En ese momento, el islam a nivel internacional atravesaba una etapa crítica e histórica tras los acontecimientos del 11 de septiembre y sus consecuencias geopolíticas, que resultaron en una creciente desconfianza hacia la comunidad islámica internacional. Hizmet desempeñó un papel clave al dar a conocer esta religión, que muchos desconocían, y que promueve la paz y los valores compartidos con otras religiones. Organizaba cenas iftar (ruptura de ayuno en el mes de Ramadán) con actores y líderes sociales, religiosos y culturales de cada país, y momentos de encuentro entre personas de diferentes culturas a través de la enseñanza de la lengua turca y de la cocina mediterránea. Así, Hizmet logró integrarse en cada sociedad en la que se estableció, construyendo lazos de amistad que perduran hasta hoy.
Actualmente, el movimiento Hizmet está presente en numerosos países de América Latina, como México, Argentina, Perú, Colombia, Chile y Brasil, entre otros. En todos ellos, el movimiento se enfoca principalmente en el intercambio cultural y educativo. Hoy en día, su presencia se manifiesta en una amplia variedad de instituciones, que incluyen centros de diálogo intercultural y de lengua y cultura turca.
Entender el diálogo como una herramienta de construcción social
Entender el diálogo interreligioso como una herramienta de construcción social implica reconocerlo como una ética centrada en el acercamiento a la cultura y la religión del otro. Este enfoque no solo fomenta la comprensión mutua, sino que también actúa como un proceso de transformación individual con un impacto social duradero.
Construirnos junto al otro, valorando las diferencias, contribuye a edificar una ciudadanía global inclusiva.
Para Hizmet, el respeto por las diversas culturas y religiones, junto con el valor primordial de la educación, son motores esenciales de cambio social. Solo a través de estas poderosas herramientas se puede forjar un mundo más justo, solidario y abierto a la diversidad de opiniones y formas. Hizmet, en la actualidad, actúa como una herramienta para generar este cambio, no solo en Latinoamérica, sino en el mundo entero.
[1] Bediüzzaman Said Nursi, comúnmente conocido como Bediüzzaman, que significa “la maravilla de la era”, fue un teólogo musulmán sunita kurdo que escribió la colección de Risale-i Nur, un extenso comentario coránico con más de seis mil páginas.